Los países Suramericanos están viviendo un proceso de cambio en todos los órdenes, económicos, social y políticos de incalculables proporciones, donde no hay manera de enderezar las políticas públicas, que lleven a un equilibrio sustentable al bienestar ciudadano, tampoco los gobiernos tienen la voluntad cambiar el rumbo desviado, de cambiar la economía rentista por otra que sean los propios nacionales los que producen los bienes y servicios. Sin embargo el caso de la República Federativa del Brasil tiene otras connotaciones. Mientras allí el Poder Legislativo, a través de sus dos cámaras Diputados y Senadores, tienen por ley la potestad de efectuar un juicio político a su presidenta Dilma Rousseff, como ya ocurrió, en el caso de Venezuela se pretende salir de Maduro, por la vía de un referendo, consultando la voluntad del pueblo y sobre lo cual se ha constituido como una pesadilla, llevar el proceso cuando esta decisión está en la constitución y el pueblo lo está llevando de acuerdo a los lapsos, pero el CNE se niega a cumplirlos. Quien viola flagrantemente la constitución es el propio CNE, para complacer al cuerpo del Malandraje que no gobierna, sino confronta.
Lo que ocurre en el Brasil independientemente que compartamos o no su destitución, deberían llamar a la reflexión al gobierno de Maduro de que los regímenes no pueden hacer los que les viene en ganas, ni pretender permanecer a perpetuidad, porque el pueblo se cansa de tanta irresponsabilidad, carestía de la vida, corrupción y falta de voluntad política de hacer los correctivos necesarios, el tiempo se agota y la paciencia termina quedando solo un camino, tomar las calles en un acto soberano de protestas pacíficas, exigiendo la población mayoritaria sus derechos fundamentales consagrados en la constitución y las leyes de la República.
El Juicio político a Dilma dio a lugar a la apertura de una nueva etapa, las presentaciones de las pruebas que la asocien con las querellas de que se le acusa, malversación de fondos, ocultar la verdadera situación deficitaria de su país y la corrupción de la industria petrolera Petrobras.
Falta mucho trecho por recorrer, pues no es fácil culpar a la mandataria, por supuestos delitos que sus Ministros pudieran haber cometido. Las responsabilidades penales a que diere lugar es responsabilidad directa de las personas que incurren en dolo, nadie va a la cárcel por delitos que terceras personas cometieron, en todo caso penas leves a la Mandataria de tipo administrativo, pero no da lugar a que se le atribuye toda la carga de responsabilidad.
En el año 2004 cuando Lula asumió la primera Magistratura, sorprende a los Brasileños, nombrando a Dilma Ministra de Minas y Energía y delegó la responsabilidad de solucionar la crisis eléctrica en la que se encontraba el país, con resultados muy meritorios y logró su objetivo, la crisis eléctrica fue resuelta y aumentó la capacidad instalada y hoy es modelo energético. Dilma impulsó la asociación de inversionistas públicos y privados, para la política de compre brasileño, para fortalecer la industria nacional y generar nuevos empleos.
Entre otros logros significativos está la producción de combustible proveniente de la biomasa, para el uso automotriz. Se trata del Bioetanol sustituto de la nafta, para producir a partir de la caña de azúcar y del Biodiesel sintetizado a partir de la soya y el ricino como alternativa a la producción de combustible como las gasolinas.
Tratando de hacer una comparación de las posible asimetrías encontradas entre los gobiernos de Maduro y Dilma, ponemos a voluntad de Uds que sean los propios jueces que juzguen su desempeño. En el Brasil funcionan la separación de poderes legítimamente constituidos, por lo tanto ningún poder subordina al otro y respetan la decisiones tomadas. No existen presos políticos por pensar distinto. No se amenazan a los empresarios que realizan actos de comercio con el País, se incentiva la inversión con política crediticia. Existe el derecho a la protesta sin traumas y sin la persecución por parte de hordas pagadas por el propio gobierno, para llamar a la guerra entre los ciudadanos. El Poder Electoral es totalmente independiente de las tentaciones del gobierno de comprar preferencia y desvirtuar la voluntad de sus ciudadanos con derecho al voto. Sobre este punto es necesario comentar la gravedad de los hechos que ocurren en Venezuela, un personaje que abandonó sus deberes de Alcalde Jorge Rodríguez, para interferir en el conteo de votos del referendo revocatorio. Al decir de Capriles viola la constitución, cuando dice que hay firmas de personas fallecidas y planas y tiene el tupé de mostrarlas, debió ser que el las forjó o las hizo en su laboratorio clandestino como es su costumbre. En el aspecto de protección al no acatar a las leyes emanadas de su legítima institución la Asamblea Nacional, Maduro desconfia mucho de la capacidad interpretativa del TSJ y mantiene una segunda línea de defensa, en la persona de un fulano llamado por Henry Ramos Allup el jurista Voluminoso, que es lo más parecido a un semáforo, cambia de color con mucha facilidad y es el que interpreta las leyes con un deje de ventajismo, poco creíble.
La comparsa de los gobiernos autoritarios que gobiernan a espaldas del pueblo, parece que está llegando a su fin, con más desvergüenza que gloria, entraron por la puerta grande y salen a escondida agachados por la puerta trasera, para que no les vean la cara de perdedores. Se conoce de los dos compinches que cayeron en desgracia, Nombres emblemáticos como Cristina Kirchner, y Dilma, solo queda el muy cuestionado Maduro con cada día de muy baja aceptación e inclusive dentro de sus propios copartidarios que comienzan a abandonar el barco que se hunde como el Titanic en un viaje sin regreso. Estaremos pendiente del desarrollo de los próximos acontecimientos. Por los vientos que soplan no habrá necesidad de hacer un revocatorio, el inquilino de Miraflores está a punto de dejar el pelero, y no es de extrañar que la historia vuelva a repetirse como el caso del General Pérez Jiménez, que lucía mucho más fuerte que Maduro y una madrugada inesperada no dejó carta de renuncia, se fue para no regresar. Finalmente que la voluntad de Dios sea la guía para terminar con tanta desgracias y sufrimiento que por espacio de 17 años hemos aguantado estoicamente los Venezolanos.
Escrito por Lindolfo Perozo
email: perozo.lindolfo@gmail.com
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